De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
El mayor de los salidos ligones, que aprendió sus técnicas de Fabiruchis, gracias a su amistad, al intentar ligárselo cuando estaba trompa. Él le miró con pena y se propueso hacer de ese pequeño y cabezón fracasado en el amo de los ligones y el friki más grande que el mundo ha conocido.
Empezó sus andadas a los cinco años, cuando fue multado sin postre en la guardería por tocarle el culo a una compañerita. Esta multa fue anulada al tirarse a la profesora. A los siete años ya conoció el fantástico mundo del porno lo accesible que resultaba la colarte en librerías, kioscos y videoclubs. Odiado por chicos y chicas por igual, no tenía otra opción que machacársela.
Vivió en la calle; sus padres le echaron de casa al ver debajo de su colchón su revistas de biología y la factura de teléfono plagada de llamadas de días enteros a 906. Sobrevivió intentando prostituirse y tocando la mandolina a las puertas del metro. Se alimentaba de ganchitos y cervezas calientes de fiestas en las que se colaba, intentando hacer sus pinitos en esto del sexo, pero igual.
Un día de suerte encontró en un bareto de mala muerte con un señor con barba, vaqueros, una camisa y sombrero tejano. Larry se puso hasta las cejas de whisky con Mirinda y le invitó a unas rondas. Al preguntarle su nombre y al contestarle este otro Fabiruchis, sólo con oír “Fabiru..” se le pasó la baba y su traje se convirtió en poliéster blanco con pantalones de campana y camisa morada. Desde aquella noche, Larry fue pupilo de él y le enseña como conquistar a una dama, además de técnicas de infiltración en váteres, publicos, privados, concertados y de gasolineras.
Larry sigue en las andadas. Puedes encontrarlo en la calle, en un bar, o en tu WC. Ojo, mujeres del mundo y Júpiter (todos sabemos que está plagado de tías buenas).
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